Deqen Wangmo, estudiante de la Escuela Secundaria No.8 de Lhasa, capital de la Región Autónoma del Tíbet, no podría estar más feliz. Dado que los fondos de educación aumentaron durante el semestre de otoño de este año, hasta las comidas escolares son mejores que antes. Pero los beneficios se extienden mucho más allá de la hora de almuerzo.
“Ahora merendamos leche”, afirma Deqen. “Y la escuela también nos proporciona los bienes escolares, lo que significa que nuestras familias ya no tienen que comprarlos”.
La financiación es una política de subvenciones educativas preferenciales llevada a cabo específicamente para la Región Autónoma del Tíbet. Fue diseñado para beneficiar a los estudiantes procedentes de familias que se dedican a la agricultura rural y al pastoreo, así como a los estudiantes desfavorecidos de las zonas urbanas. El programa cubre desde preescolar hasta la escuela secundaria las tasa de matrícula, alimentos y otras necesidades.
Las escuelas de la región tienen derecho a un subsidio anual promedio de 4.200 renminbi (alrededor de 640 dólares estadounidenses) por estudiante, 14 veces más que el nivel del año 1985 cuando se introdujo por primera vez la educación gratuita, aseguran los últimos datos del departamento regional de educación.
Hasta ahora, el gobierno chino ha gastado más de 20 mil millones de renminbi para apoyar el programa de educación gratuita de la región, haciendo que la educación sea más accesible para casi nueve millones de estudiantes.
Al trasladar la carga financiera de las familias al gobierno, las perspectivas de los niños rurales y desfavorecidos han cambiado radicalmente, expresó Bagor, profesor del Colegio Técnico Vocacional del Tíbet, y añadió que la calidad de la educación en toda la región también ha mejorado mucho.
Los estudiantes de todos los grados también pueden acceder al apoyo adicional a través de una serie de proyectos e iniciativas en el marco de los 40 proyectos de ayuda educativa que proporcionando becas y otros incentivos.
Antes de la liberación pacífica del Tíbet en 1951, la tasa de matrícula de los niños en edad escolar era inferior al dos por ciento, mientras que la tasa de analfabetismo llegaba al 95 por ciento.
Hoy en día, la tasa bruta de inscripción de estudiantes de la región evidencia cuánto se ha logrado. El Tíbet tiene ahora el 84,42 por ciento de los estudiantes de preescolar en la educación; 99.71 por ciento en la escuela primaria, 102.88 por ciento en la escuela media (es más del 100 por ciento debido a aquellos que comienzan la educación tarde o tienen que repetir años académicos), 86.62 por ciento en el alto nivel y 47.65 por ciento estudiando en la universidad.
Odser Lhamo, de 73 años, sirvienta durante 12 años, pertenece a las primeras generaciones en beneficiarse de las políticas educativas del Tíbet.
Después de la reforma democrática de 1959, pudo inscribirse en la actual Universidad Xizang Minzu. Después de la graduación, comenzó a trabajar en un tribunal local y ahora recibe una pensión. En el pasado, esas oportunidades habrían sido inimaginables para una persona de su origen y condición.
Profundamente inspirado en la historia de Odser, muchos años más tarde, su nieto se matriculó en la misma universidad, asistido por una beca.
Odser y su nieto no están solos.
El número de estudiantes del Tíbet en las universidades aumentó el 15 por ciento de 33.000 (2012) hasta los 38.000 (2019), mientras que el número en las escuelas secundarias aumentó en el mismo período un 17 por ciento de 196.000 a 230.000.
Para los estudiantes de hoy y de las generaciones futuras, las políticas educativas en la Región Autónoma del Tíbet, como bien Odser loo asegura, les están “cambiando la vida”.
Fuente: peopledaily.com