Un informe de la Unesco reveló el preocupante escenario de desigualdad en escuelas de la región.
El acceso y la desigualdad de la educación en América Latina son un tema estrechamente ligado con la pobreza, el racismo y la discriminación.
Así lo deja ver el reciente ‘Informe de seguimiento de la educación para todos en el mundo’, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en el que se analizaron los retos para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible en educación.
El escenario actual de la región no deja de ser preocupante, no obstante los recientes avances que la misma organización internacional reconoce. En diálogo con EL TIEMPO, Carlos Vargas Tamez, jefe de la Unidad de Desarrollo Docente de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de Unesco, explicó la magnitud del problema:
“El panorama de desigualdad en la región es grande, y esto se refleja en los sistemas educativos. Existen 12 millones de niñas, niños y jóvenes que se encuentran fuera de la escuela, excluidos del sistema educativo, y la razón principal es la pobreza”.
No se trata de un problema menor. Esta directa relación entre pobreza y desigualdad es la causante de que los estudiantes de menores niveles socioeconómicos tengan educación de menor calidad y resultados académicos bajos. También los obliga a ser expuestos a más causas de desvinculación educativa.
Por ejemplo, países como Paraguay y Perú, donde no está prohibido el trabajo a partir de los 14 años, presentan una mayor tasa de desescolarización; los menores en condición de vulnerabilidad tienden a dejar de lado su formación escolar para vincularse al mundo laboral con el fin de ayudar económicamente a sus familias.
Pero la exclusión y la desigualdad no están mediadas únicamente con el aspecto económico. De hecho, en la región prevalecen otros problemas que, sumados a la pobreza, acentúan la inequidad en término educativos.
Discriminación
Según el informe, la desigualdad en la educación también afecta a grupos vulnerables en América Latina y el Caribe, en particular a poblaciones indígenas, afrodescendientes, personas con discapacidad y con diversidad sexual.
“Hemos visto que con estos grupos hay problemas de acceso, de logro educativo. Estas diferencias tienen que ver con que la educación sigue estando pensada de manera estandarizada, con un solo currículo, una sola manera de formación docente e, incluso, una sola lengua de instrucción en algunos países en donde la diversidad lingüística es notoria”, asegura Vargas.
De ahí que uno de cada cuatro estudiantes de 15 años de edad en todo el mundo declare sentirse como un extraño en la escuela, cifra que en un país como República Dominicana supera el 30 por ciento.
En el entorno multicultural latinoamericano, donde la diversidad se hace latente, los currículos y la manera de enseñar es estandarizada en la mayoría de los casos, desconociendo las diferencias
Esto quiere decir que la inequidad no solo pasa por el acceso a la escuela, sino a la calidad. El experto sostiene que aunque la mayoría de los niños de la región van al colegio, hay factores que afectan su proceso formativo, y por ende, sus oportunidades hacia el futuro para acceder a la educación superior y al mundo laboral.
“Eso obedece a temas como discriminación, prejuicios, racismo y otras actitudes prevalentes que, además, son las bases en las que se han montado los sistemas educativos”, dice.
De ahí parten casos puntuales como el registrado por la Unesco en São Paulo (Brasil), donde se pudo determinar que era más probable que los maestros de matemáticas de octavo grado dieran una mejor calificación a estudiantes blancos que a sus compañeros negros no obstante tener los méritos suficientes.
Pero, más allá del racismo, hay un problema de fondo en los sistemas educativos de la región. En el entorno multicultural latinoamericano, donde la diversidad se hace latente en términos de lengua y cosmovisión de un gran número de poblaciones indígenas, Vargas asegura que los currículos y la manera de enseñar es estandarizada en la mayoría de los casos, desconociendo las diferencias.
Así lo expresó Vargas: “No se puede garantizar una mayor calidad y mejores oportunidades cuando niños indígenas asisten a escuelas donde la formación es estrictamente en castellano, el cual no es su lengua materna. Claramente tendrá un rezago si se lo compara con otro estudiante que sí hable perfectamente el idioma”.
En este sentido, preocupan casos como el de Brasil, México y Perú, donde persiste una marcada desigualdad por origen étnico, siendo los pueblos indígenas los más afectados, incluso por encima de la segregación por condición socioeconómica.
A esto se suma que los estudiantes con discapacidades suelen necesitar una infraestructura especial, pero solo el 29 por ciento de las escuelas de la región han hecho los cambios necesarios para atenderlos.
Pese a esto, en los últimos 10 años se han logrado grandes avances. Por ejemplo, dos países latinoamericanos (Chile y Paraguay) se destacan por pertenecer al selecto grupo de las cinco naciones del mundo con leyes de educación inclusiva que abarcan a la totalidad de sus estudiantes.
Alrededor del 25 por ciento de los países de la región cuentan con marcos legislativos de educación inclusiva, entre ellos Colombia, que, si bien tiene altos niveles de desigualdad, ha logrado dar importantes pasos.
“Colombia es citado en el informe como un buen ejemplo por una legislación del año 2017 en la que estipula que las personas en condición de discapacidad deben ser educadas en los mismos entornos, en las mismas escuelas que las personas sin discapacidad. Precisamente, eso es educación inclusiva: abrazar la diversidad”, asegura el jefe de la Unidad de Desarrollo Docente de la Unesco.
Para la organización, este es un punto importante, ya que dentro del concepto de inclusión educativa se encuentra la adaptación de buenas prácticas en los ecosistemas educativos, lo cual incluye eliminar la segregación creada a partir de tener colegios destinados estrictamente a población en discapacidad, indígena, afrodescendiente o de cierto nivel socioeconómico.
Asunto de género
Entre los puntos más destacados del informe se encuentra una gran mejora en materia de acceso y alfabetización de las mujeres, que, de hecho, actualmente representan la mayor cantidad de personas que asisten a la escuela en la región.
Pero esto no quiere decir que no haya un problema de género que afecta no solo el sistema educativo, sino la visión tradicional de los roles femeninos y masculinos.
Cuando hablamos de dominios que han sido tradicionalmente construidos como campos disciplinares masculinos (matemática, ciencia e ingeniería), las mujeres empiezan a rezagarsE
Así lo explica Vargas: “Las niñas son en matrícula una mayoría a nivel regional sobre los niños, incluso vemos que en desempeño en lectura y escritura están por delante. Pero cuando hablamos de dominios que han sido tradicionalmente construidos como campos disciplinares masculinos (matemática, ciencia e ingeniería), las mujeres empiezan a rezagarse”.
Y añade: “Eso no tiene que ver con que haya una menor posibilidad de aprovechamiento, sino con una direccionalidad específica de las escuelas de formar a los niños para una cosa y a las niñas para otra, lo cual es reforzado por las familias”.
Desarrollo sostenible
Dentro de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, la educación figura como uno de los más importantes, y, según Vargas, su relevancia radica en que es un factor determinante para el cumplimiento de otras metas.
“La cuestión acá es que la educación es un derecho habilitador de otros derechos. Por esto tiene una incidencia clave en términos de derecho al trabajo, inclusión de género, índices de pobreza”, sostiene el experto.
En este sentido, uno de los aspectos más relevantes, además del acceso y la calidad, es el de la formación para la ciudadanía.
“Esto es preocupante –asegura Vargas– porque en varios estudios como el International Civic and Citizenship Education Study, en el que participaron cinco países latinoamericanos, incluyendo a Colombia, los estudiantes estuvieron de acuerdo con aceptar actitudes autoritarias, la corrupción y renunciar a la democracia mientras el gobierno provea económicamente”.
Coronavirus
Si bien antes de la pandemia del covid-19 se tenía que 12 millones de niños, niñas y jóvenes de la región no estaban en el sistema educativo, la emergencia sanitaria tendría la capacidad de aumentar dramáticamente esta cifra, según creen Vargas y su equipo en el informe.
“La pandemia nos ha mostrado cómo las desigualdades preexistentes pueden exacerbarse. Lo observamos en las respuestas de los gobiernos en esta emergencia, que han estado centradas en la continuidad educativa, sobre todo a partir de las TIC. Pero depender solo de esta oferta deja de lado, de inicio, a una gran proporción de la población que no tiene una conexión a internet”.
A esto se suman otras preocupaciones, como el hecho de que el 40 por ciento de los países latinoamericanos y del Caribe no han brindado algún tipo de apoyo a los estudiantes afectados por la crisis.
Fuente:Eltiempo.com