Los expertos aconsejan tener en cuenta los gustos y preferencias de los menores para que vayan con entusiasmo y aprendan.
Cada vez son más las familias que, a la hora de elegir el centro educativo para sus hijos, miran con lupa la oferta extraescolar. Y no es para menos. La conciliación depende en gran medida de los servicios que ofertan los colegios. De hecho, según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, más del 90% de los alumnos de enseñanza obligatoria hacen alguna actividad extraescolar, mientras que algo más de la mitad acuden dos o más veces a la semana a clases extraescolares.
«Siempre se intentan cuadrar los horarios escolares a los laborales. Aunque es un grave error, la realidad es la que es», reconoce Ana María Reynoso, profesora del Grado en Pedagogía de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Aún así, la experta señala que padres y madres, en la medida de lo posible, «deben tener en cuenta la edad de los niños y sus gustos a la hora de apuntarles a una actividad».
De hecho, «hasta que no finalicen la etapa de Educación Infantil, si es posible, la mejor opción es no apuntarles a nada. Los niños tan pequeños tienen que estar jugando al aire libre, en el parque -asegura la experta-. Toca dejar el móvil a un lado y centrarse en ellos. Es verdad que es una etapa agotadora, pero no vuelve, y es encantadora. Una pena que por el estrés diario no la valoremos en todo su esplendor».
Potenciar un talento
Después, aconseja Reynoso, lo mejor es consensuar con el niño la extraescolar a la que puede ir, «preguntándole previamente, teniendo en cuenta sus gustos». «Hay veces que reducimos las extraescolares a clases particulares para reforzar aprendizajes que en el colegio van mal, y nos olvidamos de que es mejor potenciar talentos que no reforzar siempre debilidades», señala. Es decir, si le cuesta inglés, no conviene apuntarle a una extraescolar de dicho idioma porque acabará frustrándose.
«No se trata solo de que las extraescolares actúen de refuerzo académico. Si le gusta la danza, la pintura, las manualidades… lo mejor es apuntarle a una extraescolar que potencie ese gusto que tiene por el arte», aconseja. Tocar algún instrumento u optar por teatro son «actividades donde se refuerza la lectura, la creatividad, el autoconocimiento…Les parecerá un juego, pero dentro se enmarcan grandes aprendizajes».
Si lo que la familia busca es una extraescolar en la que el niño refuerce un idioma, «ya que es algo que necesitará en su vida laboral», toca ingeniárselas. «Si a tu hijo no le gusta aprender otro idioma -recuerda la pedagoga-, habrá que buscar algo que le motive y con lo que indirectamente aprenda, como apuntarlo a una actividad deportiva con niños que hablen en inglés».
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de elegir la extraescolar, es ser muy consciente de que los niños cambian y si a principio de curso querían baloncesto y luego piden fútbol, es normal. «No pasa nada porque cambien de opinión. Por eso, es importante que los niños puedan probar para que, así, las familias puedan decidir», señala Reynoso, que recuerda también la importancia de optar por actividades que van a robar mucho tiempo a las familias: «Hay que tener en cuenta si una opción acarrea competiciones los fines de semana o entrenamientos».
Influencia futura
Y es que a las extraescolares hay que ir contentos, con entusiasmo y ganas porque, según un estudio de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), tienen un papel relevante en el desarrollo de los niños porque les ayudan a descubrir intereses y potencialidades mientras favorecen su autonomía, su autoestima y el máximo desarrollo de sus capacidades. «Pueden completar e impulsar la formación y el desarrollo de los menores, además de contribuir a formar personas únicas y con un perfil formativo diferenciado, lo que favorece su futura inserción social y laboral», afirma Sylvie Pérez, profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
Por suerte, la oferta de las extraescolares hoy en día es muy amplia: intelectuales, como lectura, idiomas, ajedrez, programación o robótica; artísticas, tales como teatro, pintura, cerámica, música, danza, poesía, diseño; o deportivas, entre las que ya no se encuentran únicamente las tradicionales fútbol o baloncesto, sino también atletismo, ballet, natación, tenis o patinaje.
«Lo importante de la extraescolar es que motive al menor, que le proporcione esas otras cosas que no tiene en su jornada escolar pero que son vitales para su desarrollo como es saber relacionarse con los demás, que les ayude a superar su timidez, a trabajar en equipo, a tener un estilo de vida saludable… Es decir, todo lo que tiene que ver con la inteligencia emocional. Y todo ello desde bien pequeños», concluye Reynoso.
Fuente: Ana I. Martínez / abc.es